No puede acabarse
con las tradiciones
de las procesiones
de Semana Santa.
No puede cambiarse
por ningún motivo
lo que siempre ha sido
su más bella estampa.
El cargador gaditano
nunca ha tenido rival
con ese estilo gitano
con que va llevando el paso
imitando el caminar,
nadie lo puede igualar.
Con el paso sobre ruedas
perderán esa armonía,
que es su clásico compás,
sentiríamos tristeza
si al pasar la cofradía
no pudieran escucharse
las voces del capataz:
"los de alante a la derecha,
los de atrás a la izquierda,
poquito a poquito,
mira que esa callecita
que es tan estrechita
y entra el paso muy justito".
Mientras la gente te aplaude
como premio por su arte
el cielo las bendicones
por sus sudores se la darán.
Y al sacar la procesión
en todo el mundo no hay
quien le eche más valor,
más coraje y corazón
que un cargaor de Cádiz.
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