Desde un museo de cera
venimos para cantarlea esta tierra marinera, que es otro museo
de belleza y arte.
Y sin ser hombres de veras,
quisiéramos expresarles
que aunque somos en realidad figuras nada más
y no tenemos vida se lo podemos jurar
al contemplar el mar de tu hermosa Bahía,
siento dentro en mi interior latir un corazón
que yo nunca sentía.
Y es que tú, Cádiz del alma, eres mi fuente de vida,
mi tierra querida, precioso rincón;
eres igual que el sedante que alivia las penas
en mi corazón; eres esa musa alegre que llega y se pierde
embriagando de amor.
Eres la tierra del sueño donde se anhela vivir,
y aunque yo soy conileño, por si alguna vez me pierdo,
decid en mi pueblo me busquen allí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario