Qué
malo está el trabajo, amigo mío,
rodando
cuesta abajo vamos perdíos.
Repletas
hasta arriba las universidades,
y
sin expectativas tantísimos chavales.
Son
muchas las horas de estudio,
tantos
libros sobre la espalda
para
que luego en un futuro
pueda
ser que no les valga,
que
el que quiera estar seguro
va
y trabaja en lo que salga.
En
lo que salga, porque para comer
se
tiene que aprender lo que enseña la vida,
y
buscando el sustento la ciencia olvida.
Y
ya por eso pienso yo que ha perdido su valor
el
conocimiento y el saber,
si
hoy los jóvenes están
vagando
de aquí pa allá
sin
futuro ni ilusión ni fe.
Así
que, amigo mío, deje usted,
viendo
todo tan mal,
que
este padre hoy le diga:
mañana
cualquier hijo puedo ve
aprobao
al estudiar y suspendío en la vida.
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