viernes, 17 de enero de 2014

La barraca - 1998 – Luis M. Ripoll Lázaro



La luna gira en el cielo sobre las tierras sin agua;
mataron a Federico, mataron a Federico;
cinco de la madrugada.
Yo me subí a un pino verde a ver si los divisaba;
el aire trajo la muerte del poeta de Granada.
En el café de Chinitas, entre Paquiro y Frascuelo,
y mirando fijo al cielo, intentaba brindar por tí.
Un muñeco, yo sólo soy un muñeco,
que ha quedado en su Barraca con cien años de recuerdos.
Por los teatros del mundo, entre romances y cantes,
y entre aromas de canela, siguen tus Bodas de Sangre,
siguen tu Bernarda Alba y Marianita Pineda.
Que yo me la llevé al río, creyendo que era mozuela,
pero terminé llorando con Rosita la soltera.
Preciosa tiró el pandero y buscó sin descansar
al Antoñito el Camborio para decirle al oído
que se llevan al poeta, que llevan a Federico
para enterrarlo con sus poemas, para su pluma borrar.
Verde que te quiero verde, verde viento verde rama,
siempre sonarán los versos del poeta de Granada,
al que rompieron el alma, al que rompieron el alma,
al que rompieron el alma una oscura madrugada.

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