Los que hacemos letrillas en esta fiesta
respetemos la historia del que la tenga.
La soberbia en la vida no es nada bueno
ni ponerse laureles o pedestales,
el pueblo soberano es el que juzga
y a la larga se inclina por el que vale.
Por lo tanto los seres insignificantes
que hacemos las letrillas en esta fiesta
debemos ser humildes y complacientes
respetando la historia del que la tenga.
Los que pregonan para sentirse importantes
criticando a voces a los comparsistas,
con sus conclusiones tan liberalitas
son pequeños fanfarrones
que le ponen bombas a los sentimientos
y se atreven a llamarse
verdes pacifistas sin remordimientos.
La historia de la comparsa
la forjan hombres del pueblo
Antonio Martín, Quiñones,
Villegas o Pedro Romero.
Y no habrá bomba en el mundo
que en Cádiz destruyan
tan bellos recuerdos.
respetemos la historia del que la tenga.
La soberbia en la vida no es nada bueno
ni ponerse laureles o pedestales,
el pueblo soberano es el que juzga
y a la larga se inclina por el que vale.
Por lo tanto los seres insignificantes
que hacemos las letrillas en esta fiesta
debemos ser humildes y complacientes
respetando la historia del que la tenga.
Los que pregonan para sentirse importantes
criticando a voces a los comparsistas,
con sus conclusiones tan liberalitas
son pequeños fanfarrones
que le ponen bombas a los sentimientos
y se atreven a llamarse
verdes pacifistas sin remordimientos.
La historia de la comparsa
la forjan hombres del pueblo
Antonio Martín, Quiñones,
Villegas o Pedro Romero.
Y no habrá bomba en el mundo
que en Cádiz destruyan
tan bellos recuerdos.
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