Aunque
soy gaditano me da pena de verdad,
lo
tengo que confesar,
como
se nos va lo nuestro de las manos.
Nos
están manejando con muy buena habilidad
y
lo malo es que nosotros nos dejamos.
Somos
samaritanos del que viene y del que va
pero
nunca dejarán
de
poner aquí sus huellas de visita.
A
ver si espabilamos de una vez por siempre ya
y
al barrer lo hagamos siempre pa casita.
Que
no podemos presumir
de
los tanguillos por ahí
que
se nos mueren siempre aquí
porque
los gaditanos quieren sevillanas,
las
sevillanas, las sevillanas.
Que
ya es momento de elegir
que
en la Caleta no caben Giraldas.
Hasta
en la festividad de la Patrona se infiltran
rocieros
que quieren dejar
muy
claro que ahí están
aunque
sean de la Viña.
Es
triste pero si, yo alabo el gusto a Sevilla
porque
por lo menos allí
defienden
a morir cada palmo que pisan.
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