Correteaba por el barrio de chiquillo
detrás de las chirigotas al son de bombo y platillo.
Sin darse cuenta, cuando no tenía ni barba,
ya era el punta de elegancia en la comparsa de Paco
Alba.
Con ese duende y el embrujo gaditano
va vendiendo con las manos lo que dice en su cantar.
Fue mano derecha del Brujo en tantísimos triunfos
y todavía se le humedecen sus mejillas al
recordar.
Es de aquel grupo inigualable, el que aún sale a la
calle
porque por la juventud quiere apostar.
Ay, si mi pluma temblorosa no se cruza en su
camino
yo sería posiblemente un autor desconocido
que soñaba como tantos en unas manos consagra.
Ay, y aunque sé que no te gustan los honores, es
lo de menos,
va por ti, Manolo bueno, por el Moreno, por el Moreno,
el de Cai, casi na.
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