Llevabas
mucho tiempo sin salir,
creímos
que por fin ya no existías,
pensamos
que lo tuyo era morir
y
comprobamos que sólo dormías.
Fuiste
la prostituta del poder
porque
todos te usaron a su antojo,
alzarse
contra ti era perder,
donde
posabas tus ojos
ponías
toda la furia de tu ser.
Hoy
de nuevo despiertas
y
todo lo que tocas
se
acaba destruyendo.
Vas
cerrándonos puertas,
amordazando
bocas,
tu
ley vas imponiendo.
Otras
manos te mueven,
otros
interesaos
reclaman
tu figura.
Tus
redes, ay señora de mis males,
están
llegando a nuestros Carnavales
y
entonces perderán su bella locura.
Deja
tranquilo al chirigotero,
tú
nunca cortes su vuelo,
pues
no te necesita, vete de aquí,
vieja
censura.
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