Palomas y gaviotas surcando el aire
van hacia el Puerto contándole a las veletas
que su poeta por fin ha vuelto.
A rumbo de caracolas por las orillas
vienen y van, mientras se elevan las olas
cuando se cruzan
con los veleros,
y hasta los marineros se visten de gala para atracar.
El agua de coquineras, digno de la Bahía,
aquel marinero en tierra regresa para embarcar.
A bordo de un galeón pondrá rumbo a las Antillas,
y estarán sus coplillas pintando estelas junto al
timón.
Ya verás, Rafael, como el Cielo sí espera,
volverá en primavera con olor a mujer,
no te vayas de aquí, pon junto al mar tu paleta,
necesitamos poetas que nos hagan feliz.
Y aunque sí está, quizás, ya más perdida tu arboleda,
los amores siempre quedan pregonando eternidad.
En un ventanal frente al ancho mar soñarás
mientras escribes versos día a día, y descubrirás
un nuevo color con el que pintar a tu Bahía.
Tu melena blanca flameará como alegre bandera,
ondeando a los vientos como estandarte de una bandera,
y en la pluma de Alberti sonarán ecos de libertad.
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