Hace tiempo que tú has cambiado,
los años te han torturado,
el castigo fue tajante.
Ya tus calles se han empapado
de un aroma envenenado
y la duerme en soledad.
Tu alegría se ha transformado
en un sueño endemoniado
que no quiere despertar.
Eres novia de un mar callado,
Tacita que has rebozado
su plata y su libertad.
Todo quieto está,
Cádiz ya no es más
que un recuerdo amargo.
Un Balneario inmortal,
barrios que caen de dolor,
grietas que se abren al mar,
este es mi pueblo, señor.
Cuna de un llorar,
monumentos a extranjeros,
mientras que en su propio suelo
están los que no debían.
Paro, miedo, hambre y soledad,
algo que desconocía.
Un Muelle que abriga sólo al mar,
teatros que jamás restaurarán,
pases que en silencio nos destierran.
Astilleros rotos, ¿qué más da?
Se hunde la ciudad,
¡qué pena de tierra!
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