Después
de cuatro años esperando cama
a
la pobre Manuela le vino la muerte.
Usted
no tenga prisa, que un día le avisan,
siempre
le decían,
y
se iba pá la Viña, tan vieja y tan niña,
y
allí se dormía al lao de su Pepe, su Pepe.
Después
de cuatro años guardando esperanzas,
la
Manuela del barrio se fue pá siempre.
Allí
dejo sus penas,
su
Palma y su moreno de Misericordia,
allí
dejo vaciítas las tardecitas de casapuerta,
sus
flores y su Caleta, su agüita quieta
que
era su gloria.
Se
fue Manuela
porque
no había cama pá curar su dolor.
Ay,
el día de su muerte
vino
el presidente de Andalucía
y
cogió la cama que ella no tenía,
qué
suerte que tuvo, Dios mío.
Qué
pena que nadie tuvo dos huevos
pá
contestarle:
lo
siento en el alma, querío compare,
aquí
si no hay pá Manuela
no
hay pá Manolito, pá Manolito.
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