Es muy famosa una Plaza
que existe allá en Argentina
porque miles de mujeres
humildes y calladamente
piden al gobierno justicia.
Caminando muy despacio
como el más fiel peregrino
esperando una noticia
que por fin pueda indicarle
dónde se encuentran sus hijos.
El silencio es la respuesta
y el terror es el consuelo,
consuelo que la consume
de angustia y sufrimiento.
Aferrada en la creencia
sigue su triste martirio
que es una antorcha divina
que enciende sus corazones,
y así mantiene latente
su esperanza fervorosa
sin pensar por un momento
en amargos sinsabores.
Llevando en blancos pañuelos
los nombres de aquellos hijos
que por nobles ideales
se llevaron detenidos
y mientras esperan pacientes
esa vuelta milagrosa
cualquier día han de enterarse
que aquel hijo que esperaban
apareció en una fosa.
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