Dice un refrán castellano
que nadie es profeta
en su bendita tierra,
y eso le viene ocurriendo
a los que se desviven
haciendo esta fiesta.
¿Cómo es posible que en Cádiz
haya tantos artistas?,
esa desgraciada frase
ya tan popular,
menospreciando al que escribe
compases y letrillas,
y al que sale cantando
sin pedir nada a cambio
y sudando un disfraz.
Jamás pá escribirle a esta tierra
se necesitó ser licenciao en filosofía.
¿Pa qué quiero yo más escuelas
y enciclopedias que mi corazón
con faltas de ortografía?
Es vergonzoso sentir
como siento vergüenza ajena, ay, Caí.
Cómo se vuelcan con esto
en otros puntos de España,
que a veces rabio en escena
que no sean tuyas esas palmas.
Siendo un chiquillo aprendí
una lección magistral:
que lo primero es lo tuyo,
con razón o sin ella,
y después lo demás.
Apréndela, derrotista,
primero lo nuestro
aunque sea un comparsista.
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