.jpg)
Con más de un siglo en una esquina naviera
se ha apagao ya para siempre
el humo de su chimenea.
Sus viejos muros de ladrillos coloraos
se han quedao tristes y mudos
sin las guapas cigarreras.
Le han arrancao al barrio Santa María
taconeos de alegría
en andares de postín.
Ya no se escuchará en la vía
desde las claras del día
la sirena presumía
llamando al
trabajador.
Ya se ha perdío en la cancela
el aroma a rosa fresca,
ese beso en la mejilla y ese adiós.
Ay, el tran-tran de los tranvías
que a su paso roneaban,
pañolón de seda fina
y ese grifo de agua clara
que por Plocia compartían
una estampa que pá qué.
Hoy ya no vibran en las ventanas
las saetas carceleras
y la Virgen de la Esperanza
se desespera, se desespera
mirando a cualquier taller.
No hay comentarios:
Publicar un comentario