domingo, 22 de septiembre de 2013

El legado andalusí - 1996 – Joaquín Quiñones Madera – José Martínez González




Lloré como nadie sabe viendo el reportaje
de esas criaturitas en sus sillas amarras,
esperando que la muerte meciera su cuna
para no sufrir más.
Sus ojitos rajaos llevan la tristeza
por falta de cariño, cuando no existe sonrisa
como la de un niño.
Hay que gritar,
aunque sea en otro continente,
son también de carne y huesos,
no poner paños calientes,
las imágenes no mienten
y es pá cagarse en sus muertos;
hay que gritar
que ya está bien de conferencias
reclamando los derechos,
maldita sea la conciencia
de to el que consiente esto.
¿Quién sabe
si en esos sueños celestiales
no añoran el haber nació animales?
Que no se puede tolerar
que en un país civilizao
tengan tan pocas entrañas
que los niños mueran torturaos
mientras se protege la vida
del osito panda.

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